Alma Femenina en Poesía Argentina

Desde las vastas llanuras hasta los rincones más urbanos de Argentina, ha surgido una voz femenina que, a través de versos, canta los misterios, desafíos y triunfos del espíritu. "Alma Femenina en Poesía Argentina" nos invita a un recorrido por los paisajes líricos creados por mujeres que, con pasión y sutileza, han plasmado su visión del mundo y su lugar en él. Acompáñanos en este viaje por el corazón de la poesía argentina, donde el alma femenina se revela en toda su profundidad y esplendor.

Poeta: Gabriela Bejerman 

Poema: “Elástico”

Sigo tirando la banda elástica que me sostiene.

Entre la fuerza y el deseo se tensa mi piel.

Como un arco, una promesa, un sueño sin fin.

La distancia se acorta y el horizonte se expande, un vaivén de emociones.

Sigo tirando, sin miedo a perderme, sin miedo a caer.

Porque en cada estirón encuentro la fuerza, la valentía de ser yo misma.

Y aunque a veces me agoto, siempre hay un resorte que me impulsa a seguir.

Sigo tirando la banda elástica, porque sé que en el viaje me encuentro a mí misma.

Autor: Juana Bignozzi

Poema:“Poema de la memoria”

Allí, en una lejanía llena de seres queridos, los besos y los brazos me censuran la urgencia de morir.

En el espejo hay otros, aquellos que fui y los que no seré.

La memoria no se cansa de buscarme, me persigue con imágenes de sueños rotos y esperanzas perdidas.

Entre las sombras de la vida pasada los recuerdos me envuelven, me atan a lo que fui y me impiden ser lo que seré.

Pero en esa distancia, en esa lejanía, donde los abrazos y las risas se desvanecen, respiro el aire fresco del olvido y encuentro paz en la oscuridad.

Atrás quedan los sueños inalcanzables, las promesas rotas y las palabras vacías.

Y en ese rincón de la memoria, donde los sueños y las realidades se entrelazan, descubro que la muerte no es el final, sino un nuevo comienzo.

Autor: Diana Bellesi

Poema: “En la casa”

 

La luz es toda una casa donde la tristeza se cierra como una puerta. La ventana no puede con el paisaje y la mirada se detiene en la sombra.

En el silencio, el tiempo se hace largo, los pasos recorren pasillos vacíos, y los ecos de los días pasados se confunden con susurros de recuerdos.

La casa se llena de susurros, los objetos hablan entre sí, y las paredes guardan los secretos que las palabras nunca revelan.

En cada rincón, un eco persistente, un eco de historias no contadas, que se deslizan por los pasillos como sombras danzantes en la penumbra.

La luz es toda una casa donde la tristeza se cierra como una puerta, pero también es el refugio del alma, donde los sueños encuentran su morada.

Poeta: Tamara Kamenszain 

Poema: “Cine»

La luz en un cine es como el amor. ¿Viste, amado?

Se proyectan sombras, fragmentos de vida, instantes de eternidad.

Las imágenes bailan, se funden con la oscuridad, y el corazón late al ritmo de la pantalla.

En el silencio compartido, las miradas se encuentran, se abrazan en la penumbra.

El tiempo se detiene, y el mundo desaparece, solo quedamos tú y yo.

La luz en un cine es como el amor, una ilusión que nos envuelve y nos hace sentir vivos.

En cada escena, una emoción, un suspiro, una caricia, un recuerdo que se convierte en presente.

Y mientras la película avanza, nuestro amor se fortalece, como una proyección infinita.

La luz en un cine es como el amor. ¿Viste, amado? En cada fotograma, una historia que nos pertenece.

Poeta: Mariana Enriquez

Poema: «Invasión»

Las palabras son imágenes del horror que llega. El miedo es el recuerdo que viene, que llega.

Se cuelan en la piel como espinas invisibles, la noche se vuelve cómplice de los secretos, y los sueños se tiñen de sombras inquietantes.

El viento trae consigo susurros oscuros, y los murmullos del pasado se vuelven presentes, invadiendo los rincones más profundos del alma.

En el silencio, el corazón late acelerado, y las palabras se quedan atrapadas en la garganta, ahogadas por el peso de lo que no se puede decir.

El miedo es el recuerdo que viene, que llega, y se instala en cada pensamiento, en cada paso, en cada mirada.

En la noche, los demonios se despiertan, y el temor se apodera de los sueños, convirtiendo la realidad en un laberinto de pesadillas.

Pero aún en la oscuridad, la esperanza persiste, una luz tenue que se niega a apagarse, una voz que se levanta para enfrentar el miedo.

Las palabras son imágenes del horror que llega, pero también son armas para combatirlo, para construir un mundo nuevo, libre de invasiones y temores.

Tags: