Poemas que que celebran la belleza del otoño

¡Bienvenidos al encantador mundo del otoño! En este post, nos sumergiremos en la poesía para explorar la magia y la melancolía de esta estación tan evocadora. El otoño, con sus colores cálidos y sus días melancólicos, nos invita a reflexionar sobre el paso del tiempo, el cambio y la belleza efímera de la vida.

Poeta: Belén Ianuzzi

Poema: “Eolo”

Hay olor a moxa en la sala,

se parece al incienso,

pero es más fuerte;

se parece al tabaco,

pero es más suave.

 

Con mis agujas de acupuntura

espero en una habitación,

junto a una flor, una vela,

un decálogo de medicina china.

 

Hay olor a moxa,

pero ya no lo siento.

 

¿Madera, tierra, agua, metal?

Madera.

 

¿Una estación del año?

Otoño y primavera.

 

¿Dulce, salado, ácido, amargo, astringente?

Dulce.

 

¿Viento, humedad, sequedad?

Viento seco.

Autor: Eric Schierloh

Poema: “Pájaros en los árboles”

Yo recuerdo la acacia

durante el otoño,

pelada y húmeda, gris

y cubierta de sombras.

 

La recuerdo también

entumecida

extática, lejana

en el frío del invierno.

 

Los tordos visibles,

entonces

casi de inmediato

a simple vista.

 

La primavera es intrincada.

La vida lo es.

Autor: Diego Ravena

Poema: 

A veces, en medio de la noche

creo que despierto pero la sensación

de que aun estoy dormido me atormenta.

 

El temor no logra, sin embargo calmarme.

 

Mientras el cuerpo aguarda que todo suceda

pienso “el otoño y su sonido, el relieve

de una estación que se propaga en el aire”,

 

La voz de mi hermano era en mi niñez

esa vigilia y verdad entonces

las hojas cayendo al otro lado en la ventana.

Autor: Carolina Zamudio

Poema: “Otoño desbandado”

Dulces tardes de castañas tostadas

miro el otoño desde la ventana

veo pasar

-secuencia perdida, hilván de puntadas largas-

el camino hasta aquí.

 

El azar me trae remotamente, tironea

el cuadro sin acabar detiene el momento:

“no te atrevas a hablarme”.

 

La noche se apura detrás de los árboles desguarnecidos

y solo sé que esta tarde volverá ocre

(como aquella siesta celeste, charla, pasto,

olor a mandarinas,

Curuzú demorando adolescencia)

a rodar su cadena de dudas

cuando delante esté

¿el mar, el desierto, las pampas?

la paleta desvanezca marfiles

los convierta en recuerdos.

 

Alguna vieja palabra punzante

este profundo silencio de la casa

todo vendrá.

 

Se me moja el futuro de unas lágrimas repentinas

que también oscurecen.

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