Poemas que navegan por los misterios del mar

El mar ha sido fuente inagotable de inspiración para poetas a lo largo de la historia. Sus olas, su brisa salada y sus misterios submarinos han dado vida a versos que capturan la esencia misma de la humanidad frente a la inmensidad del océano. En este post, nos sumergimos en la poesía que danza con las mareas, explorando la riqueza de emociones y simbolismos que el mar despierta en la pluma de los poetas.

Poeta: Jorge Luis Borges

Poema: “El mar”

Antes que el sueño (o el terror) tejiera

mitologías y cosmogonías,

antes que el tiempo se acuñara en días,

el mar, el siempre mar, ya estaba y era.

 

¿Quién es el mar? ¿Quién es aquel violento

y antiguo ser que roe los pilares

de la tierra y es uno y muchos mares

y abismo y resplandor y azar y viento?

 

Quien lo mira lo ve por vez primera,

siempre. Con el asombro que las cosas

elementales dejan, las hermosas

tardes, la luna, el fuego de una hoguera.

 

¿Quién es el mar, quién soy? Lo sabré el día

ulterior que sucede a la agonía.

Autor: Alfonsina Storni

Poema: “Frente al mar”

Oh mar, enorme mar, corazón fiero

de ritmo desigual, corazón malo,

yo soy más blanda que ese pobre palo

que se pudre en tus ondas prisionero.

Oh mar, dame tu cólera tremenda,

yo me pasé la vida perdonando,

porque entendía, mar, yo me fui dando:

«Piedad, piedad para el que más ofenda».

Vulgaridad, vulgaridad me acosa.

Ah, me han comprado la ciudad y el hombre.

Hazme tener tu cólera sin nombre:

Ya me fatiga esta misión de rosa.

¿Ves al vulgar? Ese vulgar me apena,

me falta el aire y donde falta quedo,

quisiera no entender, pero no puedo:

es la vulgaridad que me envenena.

Me empobrecí porque entender abruma,

me empobrecí porque entender sofoca,

¡Bendecida la fuerza de la roca!

Yo tengo el corazón como la espuma.

Autor: Fabián Casas

Poema: “Una oportunidad”

Caminás con las manos en los bolsillos,

por la rambla, rodeando el mar.

Te acordás de otro tiempo, aquí mismo,

estabas enfermo de la cabeza

y no podías sostenerte de pie,

con elegancia. Sin embargo,

pudiste salir.

Hubo una oportunidad en aquella época.

Ahora mirás el mar, pero no decís nada:

ya se han dicho muchas cosas

sobre ese montón de agua.

Autor: Sergio Raimondi

Poema: “Qué es el mar”

El barrido de una red de arrastre a lo largo del lecho,

mallas de apertura máxima, en el tanque setecientos mil

litros de gas-oil, en la bodega bolsas de papa y cebolla,

jornada de treinta y cinco horas, sueño de cuatro, café,

acuerdos pactados en oficinas de Bruselas, crecimiento

del calamar illex en relación a la temperatura del agua

y las firmas de aprobación de la Corte Suprema, circuito

de canales de acero inoxidable por donde el pescado cae,

abadejo, hubbsi, transferencias de permiso amparadas

por la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca; ahí:

atraviesa el fresquero la línea imaginaria del paralelo, va

tras una mancha en la pantalla del equipo de detección,

ignorante el cardumen de la noción de millas o charteo,

de las estadísticas irreales del INIDEP o el desfasaje

entre jornal y costo de vida desde el año mil novecientos

noventa y dos, filet de merluza de cola, SOMU y pez rata,

cartas de crédito adulteradas, lámparas y asiático pabellón,

irrupción de brotes de aftosa en rodeos británicos, hoki,

retorno a lo más hondo de toneladas de pota muerta

ante la aparición de langostino (valor cinco veces mayor),

infraestructura de almacenamiento y frío, caladero, eso.

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