24 Dic Poemas destacados del mes de Diciembre
En el susurro de la brisa del verano y las luces festivas, nos sumergimos en el mágico abrazo de diciembre, un mes que lleva consigo la promesa del calor, las noches estrelladas y el cierre de un año, que da inicio a uno nuevo, con desafiantes proyectos.
Poeta: Jorge Luis Borges
Poema: “Límites”
De estas calles que ahondan el poniente,
una habrá (no sé cuál) que he recorrido
ya por última vez, indiferente
y sin adivinarlo, sometido
a quien prefija omnipotentes normas
y una secreta y rígida medida
a las sombras, los sueños y las formas
que destejen y tejen esta vida.
Si para todo hay término y hay tasa
y última vez y nunca más y olvido
¿Quién nos dirá de quién, en esta casa
sin saberlo, nos hemos despedido?
Tras el cristal ya gris la noche cesa
y del alto de libros que una trunca
sombra dilata por la vaga mesa,
alguno habrá que no leeremos nunca.
Hay en el Sur más de un portón gastado
con sus jarrones de mampostería
y tunas, que a mi paso está vedado
como si fuera una litografía.
Para siempre cerraste alguna puerta
y hay un espejo que te aguarda en vano;
la encrucijada te parece abierta
y la vigila, cuadrifronte, Jano.
Hay, entre todas tus memorias, una
que se ha perdido irreparablemente;
no te verán bajar a aquella fuente
ni el blanco sol ni la amarilla luna.
No volverá tu voz a lo que el persa
dijo en su lengua de aves y de rosas,
cuando al ocaso, ante la luz dispersa,
quieras decir inolvidables cosas.
¿Y el incesante Ródano y el lago,
todo ese ayer sobre el cual hoy me inclino?
Tan perdido estará como Cartago
que con fuego y con sal borró el latino.
Creo en el alba oír un atareado
rumor de multitudes que se alejan;
son lo que me ha querido y olvidado;
espacio, tiempo y Borges ya me dejan.
Autor: Facundo Cabral
Poema: “Me gusta la gente simple”
Me gusta la gente simple
aunque yo soy complicado
la gente de casa pobre
y corazón millonario
La que todavía suda,
la que se rompe las manos,
la que se juega la vida por el pan de sus hermanos
Me gusta la gente simple
que al vino le llama vino,
la que al pan le llama pan
y enemigo al enemigo
La que se da por entero y no tiene intermediarios
la que comparte conmigo el respeto a los milagros
Me gusta la gente simple,
que se levanta temprano,
porque hay que limpiar la calle,
pintar el frente al mercado,
bajar del camión la fruta,
repartir los telegramas,
servir el café, la sopa, pescar,
embolsar la papa,
cortar el árbol preciso para hacer una guitarra
con la que un día el cantor, caminará por la patria
contando la gente simple,
que sin ella no hay nada,
ni siquiera la milonga
que en el mundo me declara
Me gusta la gente simple
que hace la silla y la mesa,
los zapatos de mi madre,
el vestido de Teresa
La que ríe fácilmente,
la que fácilmente llora,
la que inocente confía
que un día cambien las cosas
Me gusta la gente simple
aunque yo soy complicado
Autor: Oliverio Girondo
Poema: “¡Todo era amor!”
Todo era amor… amor!
No había nada más que amor.
En todas partes se encontraba amor.
No se podía hablar más que de amor.
Amor pasado por agua, a la vainilla,
amor al portador, amor a plazos.
Amor analizable, analizado.
Amor ultramarino.
Amor ecuestre.
Amor de cartón piedra, amor con leche…
lleno de prevenciones, de preventivos;
lleno de cortocircuitos, de cortapisas.
Amor con una gran M,
con una M mayúscula,
chorreado de merengue,
cubierto de flores blancas…
Amor espermatozoico, esperantista.
Amor desinfectado, amor untuoso…
Amor con sus accesorios, con sus repuestos;
con sus faltas de puntualidad, de ortografía;
con sus interrupciones cardíacas y telefónicas.
Amor que incendia el corazón de los orangutanes,
de los bomberos.
Amor que exalta el canto de las ranas bajo las ramas,
que arranca los botones de los botines,
que se alimenta de encelo y de ensalada.
Amor impostergable y amor impuesto.
Amor incandescente y amor incauto.
Amor indeformable. Amor desnudo.
Amor-amor que es, simplemente, amor.
Amor y amor… ¡y nada más que amor!
Poeta: Alejandro G. Roemmers
Poema: “Como la arena»
Como la arena
que arrastra un viento incierto
cubro el vacío de tus pasos…
Regresarás, aunque digas «nunca»,
y retomaré tus formas.
Volverás a partir, aunque jures, «siempre»,
y ocultaré tus huellas.
Como esa arena
que depura el tiempo,
seré paciente
al escudriñar las olas…
Distingo la tuya
por el rumor alegre.
Llega precedida de aves blancas,
flamante el sol en su cresta de plata.
Y en mi piel de arena
tu caricia fresca
recobra la memoria
de infinitas caracolas.