Poemas destacados del mes de Diciembre

En el susurro de la brisa del verano y las luces festivas, nos sumergimos en el mágico abrazo de diciembre, un mes que lleva consigo la promesa del calor, las noches estrelladas y el cierre de un año, que da inicio a uno nuevo, con desafiantes proyectos.

Poeta: Jorge Luis Borges

Poema: “Límites”

De estas calles que ahondan el poniente,

una habrá (no sé cuál) que he recorrido

ya por última vez, indiferente

y sin adivinarlo, sometido

 

a quien prefija omnipotentes normas

y una secreta y rígida medida

a las sombras, los sueños y las formas

que destejen y tejen esta vida.

 

Si para todo hay término y hay tasa

y última vez y nunca más y olvido

¿Quién nos dirá de quién, en esta casa

sin saberlo, nos hemos despedido?

 

Tras el cristal ya gris la noche cesa

y del alto de libros que una trunca

sombra dilata por la vaga mesa,

alguno habrá que no leeremos nunca.

 

Hay en el Sur más de un portón gastado

con sus jarrones de mampostería

y tunas, que a mi paso está vedado

como si fuera una litografía.

 

Para siempre cerraste alguna puerta

y hay un espejo que te aguarda en vano;

la encrucijada te parece abierta

y la vigila, cuadrifronte, Jano.

 

Hay, entre todas tus memorias, una

que se ha perdido irreparablemente;

no te verán bajar a aquella fuente

ni el blanco sol ni la amarilla luna.

 

No volverá tu voz a lo que el persa

dijo en su lengua de aves y de rosas,

cuando al ocaso, ante la luz dispersa,

quieras decir inolvidables cosas.

 

¿Y el incesante Ródano y el lago,

todo ese ayer sobre el cual hoy me inclino?

Tan perdido estará como Cartago

que con fuego y con sal borró el latino.

 

Creo en el alba oír un atareado

rumor de multitudes que se alejan;

son lo que me ha querido y olvidado;

espacio, tiempo y Borges ya me dejan.

Autor: Facundo Cabral

Poema: “Me gusta la gente simple”

Me gusta la gente simple

aunque yo soy complicado

la gente de casa pobre

y corazón millonario

 

La que todavía suda,

la que se rompe las manos,

la que se juega la vida por el pan de sus hermanos

 

Me gusta la gente simple

que al vino le llama vino,

la que al pan le llama pan

y enemigo al enemigo

 

La que se da por entero y no tiene intermediarios

la que comparte conmigo el respeto a los milagros

 

Me gusta la gente simple,

que se levanta temprano,

porque hay que limpiar la calle,

pintar el frente al mercado,

bajar del camión la fruta,

repartir los telegramas,

servir el café, la sopa, pescar,

embolsar la papa,

cortar el árbol preciso para hacer una guitarra

con la que un día el cantor, caminará por la patria

contando la gente simple,

que sin ella no hay nada,

ni siquiera la milonga

que en el mundo me declara

 

Me gusta la gente simple

que hace la silla y la mesa,

los zapatos de mi madre,

el vestido de Teresa

 

La que ríe fácilmente,

la que fácilmente llora,

la que inocente confía

que un día cambien las cosas

Me gusta la gente simple

aunque yo soy complicado

Autor: Oliverio Girondo

Poema: “¡Todo era amor!”

 

Todo era amor… amor!

No había nada más que amor.

En todas partes se encontraba amor.

No se podía hablar más que de amor.

Amor pasado por agua, a la vainilla,

amor al portador, amor a plazos.

Amor analizable, analizado.

Amor ultramarino.

Amor ecuestre.

Amor de cartón piedra, amor con leche…

lleno de prevenciones, de preventivos;

lleno de cortocircuitos, de cortapisas.

Amor con una gran M,

con una M mayúscula,

chorreado de merengue,

cubierto de flores blancas…

Amor espermatozoico, esperantista.

Amor desinfectado, amor untuoso…

Amor con sus accesorios, con sus repuestos;

con sus faltas de puntualidad, de ortografía;

con sus interrupciones cardíacas y telefónicas.

Amor que incendia el corazón de los orangutanes,

de los bomberos.

Amor que exalta el canto de las ranas bajo las ramas,

que arranca los botones de los botines,

que se alimenta de encelo y de ensalada.

Amor impostergable y amor impuesto.

Amor incandescente y amor incauto.

Amor indeformable. Amor desnudo.

Amor-amor que es, simplemente, amor.

Amor y amor… ¡y nada más que amor!

Poeta: Alejandro G. Roemmers

Poema: “Como la arena»

Como la arena

que arrastra un viento incierto

cubro el vacío de tus pasos…

Regresarás, aunque digas «nunca»,

y retomaré tus formas.

Volverás a partir, aunque jures, «siempre»,

y ocultaré tus huellas.

 

Como esa arena

que depura el tiempo,

seré paciente

al escudriñar las olas…

 

Distingo la tuya

por el rumor alegre.

Llega precedida de aves blancas,

flamante el sol en su cresta de plata.

 

Y en mi piel de arena

tu caricia fresca

recobra la memoria

de infinitas caracolas.

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