26 Nov Versos de Amor a un Hijo
La maternidad es un tema que ha inspirado a poetas a lo largo de la historia, convirtiéndolo en uno de los tópicos más universales y atemporales de la literatura. En Argentina, tierra rica en tradición poética, no es la excepción. La maternidad se ha explorado desde múltiples ángulos, abordando sus alegrías, desafíos, misterios y sacrificios. A través de los versos de sus poetas, nos acercamos a un entendimiento más profundo de lo que significa ser madre, de la inmensidad de ese amor y de la conexión única entre madre e hijo. A continuación, presentamos fragmentos conmovedores de la poesía argentina que rinden homenaje a la esencia misma de la maternidad. Sumérgete en estas palabras y permite que te transporten a ese lugar sagrado donde la vida comienza y el amor nunca termina.
Poeta: Gabriel Mistral
Poema: “La noche”
Por que duermas, hijo mío,
el ocaso no arde más:
no hay más brillo que el rocío,
más blancura que mi faz.
Por que duermas, hijo mío,
el camino enmudeció:
nadie gime sino el río;
nada existe sino yo.
Se anegó de niebla el llano.
Se encongió el suspiro azul.
Se ha posado como mano
sobre el mundo la quietud.
Yo no sólo fui meciendo
a mi niño en mi cantar:
a la Tierra iba durmiendo
el vaivén del acunar…
Autor: Jorge Luis Borges
Poema:“Al hijo”
No soy yo quien te engendra. Son los muertos.
Son mi padre, su padre y sus mayores;
Son los que un largo dédalo de amores
Trazaron desde Adán y los desiertos
De Caín y de Abel, en una aurora
Tan antigua que ya es mitología,
Y llegan, sangre y médula, a este día
Del porvenir, en que te engendro ahora.
Siento su multitud. Somos nosotros
Y, entre nosotros, tú y los venideros
Hijos que has de engendrar. Los postrimeros
Y los del rojo Adán. Soy esos otros,
También. La eternidad está en las cosas
Del tiempo, que son formas presurosas.
Autor: Vicente Huidobro
Poema: “Poema para mi hija”
Hija, tú que eres un retoño de mi vida
Tú que eres una continuación de mí mismo,
De mi silencio y de mi melancolía;
Tú que tienes la dulzura de lirio
De tu madre, mírame largamente
Con tus ojitos llenos de alborada,
Llenos de una tristeza que se presiente
Porque el talento es una gran desgracia.
¿Qué quieres que te diga
Cuando abres el interrogativo de tu mirada?
¿Quieres saber algo de tu vida
Y por qué de repente te has encontrado aquí?
Tú eres una refundición de ella y de mí,
Tú eres el retrato y la firma de nuestro amor,
Tú tienes de los dos:
Tienes de mi tristeza meditativa
y de la fuente clara de su sonrisa.
Poeta: Jaime Sabines
Poema: “Bajo mis manos crece»
Bajo mis manos crece, dulce, todas las noches. Tu vientre suave, manso, infinito. Bajo mis manos que pasan y repasan midiéndolo, besándolo, bajo mis ojos que lo quedan viendo toda la noche.
Me doy cuenta de que tus pechos crecen también, llenos de ti, redondos y cayendo. Tú tienes algo. Ríes, miras distinto, lejos.
Mi hijo te está haciendo más dulce, te hace frágil. Suenas como la pata de la paloma al quebrarse.
Guardadora, te amparo contra todos los fantasmas, te abrazo para que madures en paz.
Poeta: Rudyard Kipling
Poema: «Si»
Si puedes mantener la cabeza en su sitio cuando todos a tu alrededor
la pierden y te culpan a ti.
Si puedes seguir creyendo en ti mismo cuando todos dudan de ti,
pero también aceptas que tengan dudas.
Si puedes esperar y no cansarte de la espera;
o si, siendo engañado, no respondes con engaños,
o si, siendo odiado, no incurres en el odio.
Y aun así no te las das de bueno ni de sabio.
Si puedes soñar sin que los sueños te dominen;
si puedes pensar y no hacer de tus pensamientos tu único objetivo;
si puedes encontrarte con el triunfo y el fracaso,
y tratar a esos dos impostores de la misma manera.
Si puedes soportar oír la verdad que has dicho,
tergiversada por villanos para engañar a los necios.
O ver cómo se destruye todo aquello por lo que has dado la vida,
y remangarte para reconstruirlo con herramientas desgastadas.
Si puedes apilar todas tus ganancias
y arriesgarlas a una sola jugada;
y perder, y empezar de nuevo desde el principio
y nunca decir ni una palabra sobre tu pérdida.
Si puedes forzar tu corazón, y tus nervios y tendones,
a cumplir con tus objetivos mucho después de que estén agotados,
y así resistir cuando ya no te queda nada
salvo la Voluntad, que les dice: “¡Resiste!”.
Si puedes hablar a las masas y conservar tu virtud.
O caminar junto a reyes, sin menospreciar por ello a la gente común.
Si ni amigos ni enemigos pueden herirte.
Si todos pueden contar contigo, pero ninguno demasiado.
Si puedes llenar el implacable minuto,
con sesenta segundos de diligente labor
Tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella,
Poeta: Jorge Debravo
Poema: «Hijos»
Por la hija que ríe estoy doliente,
Por el hijo que llora estoy en pena,
Porque los dos me han puesto la colmena
Del alma toda abierta y toda ardiente.
Porque los dos han hecho que ese diente
Con que la vida muerde y envenena,
Me clave más veneno entre la vena
Y me vuelva el espanto incandescente.
Porque los dos son chorros de esperanza.
Porque los dos me pedirán mañana
Un mendrugo de paz que no se alcanza.
Porque tendré que darles la campana
De la muerte, del odio y la venganza.
Y nutrirles la voz con sangre humana.