Poemas destacados del mes de Agosto

En este mes, nos sumergimos en la rica tapeztría poética de Argentina, presentando los "Poemas destacados del mes de Agosto". Una selección exquisita que refleja las emociones, paisajes y vivencias de nuestra tierra. Cada verso es un eco del alma argentina, plasmado en palabras que evocan la tradición y modernidad de nuestra cultura. Sumérgete en esta colección y déjate llevar por la magia de los poetas que han sabido capturar la esencia del invierno austral.

Poeta: Alfonsina Storni

Poema:Hombre pequeñito

 

Hombre pequeñito, hombre pequeñito,
Suelta a tu canario que quiere volar…
Yo soy el canario, hombre pequeñito,
Déjame saltar.

Estuve en tu jaula, hombre pequeñito,
Hombre pequeñito que jaula me das.
Digo pequeñito porque no me entiendes,
Ni me entenderás.

Tampoco te entiendo, pero mientras tanto
Ábreme la jaula que quiero escapar;
Hombre pequeñito, te amé media hora,
No me pidas más.

Poeta: Juan Gelman 

Poema: Ausencia de amor

 

Cómo será pregunto.
Cómo será tocarte a mi costado.
Ando de loco por el aire
que ando que no ando.

Cómo será acostarme
en tu país de pechos tan lejano.
Ando de pobre cristo a tu recuerdo
clavado, reclavado.

Será ya como sea.
Tal vez me estalle el cuerpo todo lo que he esperado.
Me comerás entonces dulcemente
pedazo por pedazo.

Seré lo que debiera.
Tu pie. Tu mano.

 

Poeta: Oliverio Girondo

Poema: El puro no

El no

el no inóvulo

el no nonato

el noo

el no poslodocosmos de impuros ceros noes que noan noan noan

y nooan

y plurimono noan al morbo amorfo noo

no démono

no deo

sin son sin sexo ni órbita

el yerto inóseo noo en unisolo amódulo

sin poros ya sin nódulo

ni yo ni fosa ni hoyo

el macro no ni polvo

el no más nada todo

el puro no

sin no

Poeta: Leopoldo Lugones

Poema: La muerte de la Luna

 

En el parque confuso

Que con lánguidas brisas el cielo sahúma,

El ciprés, como un huso,

Devana un ovillo de de bruma.

El telar de la luna tiende en plata su urdimbre;

Abandona la rada un lúgubre corsario,

Y después suena un timbre

En el vecindario.

 

Sobre el horizonte malva

De una mar argentina,

En curva de frente calva

La luna se inclina,

O bien un vago nácar disemina

Como la valva

De una madreperla a flor del agua marina.

 

Un brillo de lóbrego frasco

Adquiere cada ola,

Y la noche cual enorme peñasco

Va quedándose inmensamente sola.

 

Forma el tic-tac de un reloj accesorio,

La tela de la vida, cual siniestro pespunte.

Flota en la noche de blancor mortuorio

Una benzoica insispidez de sanatorio,

Y cada transeúnte

Parece una silueta del Purgatorio.

 

Con emoción prosaica,

Suena lejos, en canto de lúgubre alarde,

Una voz de hombre desgraciado, en que arde

El calor negro del rom de Jamaica.

Y reina en el espíritu con subconsciencie arcaica,

El miedo de lo demasiado tarde.

 

Tras del horizonte abstracto,

Húndese al fin la luna con lúgubre abandono,

Y las tinieblas palpan como el tacto

De un helado y sombrío mono.

Sobre las lunares huellas,

A un azar de eternidad y desdicha,

Orión juega su ficha

En problemático dominó de estrellas.

 

El frescor nocturno

Triunfa de tu amoroso empeño,

Y domina tu frente con peso taciturno

El negro racimo del sueño.

En el fugaz desvarío

Con que te embargan soñadas visiones,

Vacilan las constelaciones;

Y en tu sueño formado de aroma y de estío,

Flota un antiguo cansancio

De Bizancio…

 

Languideciendo en la íntima baranda,

Sin ilusión alguna

Contestas a mi trémula demanda.

Al mismo tiempo que la luna,

Una gran perla se apaga en tu meñique;

Disipa la brisa retardados sonrojos;

Y el cielo como una barca que se va a pique,

Definitivamente naufraga en tus ojos.

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